José Morandé Lavín:

"Es muy difícil que Donald Trump cumpla todo lo que prometió en su campaña"

"Es muy difícil que Trump cumpla todo lo que prometió en su campaña"

Ni las polémicas por sus insultos a las mujeres, a los inmigrantes latinos o a numerosos veteranos de guerra impidieron que Donald Trump venciera en las elecciones presidenciales de Estados Unidos. El Director (s) del Instituto de Estudios Internacionales, José Morandé Lavín, conversó con Prensa U. de Chile sobre las razones que explican este triunfo, el nuevo escenario que abre en el mundo, y las posibles consecuencias para América Latina.

El profesor José Morandé aseguró que es difícil que Trump pueda cumplir las promesas que realizó en campaña, en particular en política exterior.
El profesor José Morandé aseguró que es difícil que Trump pueda cumplir las promesas que realizó en campaña, en particular en política exterior.
Alrededor de 120 millones de estadounidenses votaron en las elecciones de este 8 de noviembre, en la que también se renovó la Cámara de Representantes y parte del Senado.
Alrededor de 120 millones de estadounidenses votaron en las elecciones de este 8 de noviembre, en la que también se renovó la Cámara de Representantes y parte del Senado.
Donald Trump logró el apoyo de numerosos estados, incluyendo algunos que eran considerados como bastiones demócratas y que pertenecían al llamado "cinturón industrial" del país, como Pennsylvania.
Donald Trump logró el apoyo de numerosos estados, incluyendo algunos que eran considerados como bastiones demócratas y que pertenecían al llamado "cinturón industrial" del país, como Pennsylvania.
El nuevo Presidente de Estados Unidos asumirá su cargo el 20 de enero de 2017.
El nuevo Presidente de Estados Unidos asumirá su cargo el 20 de enero de 2017.

El inapelable triunfo del candidato Donald Trump en las elecciones presidenciales de este 8 de noviembre sobre Hillary Clinton sorprendió a analistas, mandatarios internacionales y a gran parte de la misma población de Estados Unidos. Ni la apelación a las minorías denostadas por el candidato, ni tampoco la oposición de históricos líderes republicanos como George Bush o John McCain lograron detenerlo.

La victoria en estados clave como Ohio y Florida, así como en antiguos bastiones demócratas como Pennsylvania, gracias al voto masivo de trabajadores blancos que en 2012 apoyaron a Barack Obama, le permitieron al magnate inmobiliario llegar a la Casa Blanca.

El director (s) del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile, José Morandé Lavín, experto en Estados Unidos y América Latina y máster en Estudios Internacionales en la University of Denver, analizó los resultados y el escenario que se abre tras el resultado del martes.

-En su primer discurso como presidente electo, Donald Trump realizó un llamado a la unidad del Estados Unidos. ¿Es creíble su llamado tras las críticas e insultos que lanzó contra hispanos, afroamericanos y mujeres durante su campaña?

-Creo que hay que separar dos fases, dos Trump, el candidato y el presidente electo. Ciertamente es una señal de que busca generar cierta confianza en la ciudadanía, sobre todo entre quienes no votaron por él y que además desconfían de él. Quiere proyectar la imagen de un presidente que es también un estadista y el llamado a la unidad es lo obvio, un esfuerzo por integrar a la población y dejar atrás los resquemores e incógnitas detrás de su campaña.

-Durante la campaña fue posible ver fue posible ver fuertes tensiones al interior del Partido Republicano. Varias de sus figuras se declararon en contra del candidato y a pesar de todo lograron mantener el control del Congreso. ¿Esas tensiones continuarán o la responsabilidad ante el poder hará que las voluntades partidarias se unifiquen?

-Indudablemente que las tensiones no desaparecerán, pero la tarea de gobernar es compartida entre el Ejecutivo y el Congreso, y si quiere dar gobernabilidad a su administración, Trump deberá conversar y negociar con su partido, que no necesariamente tiene consenso en todos estos temas. Además, deberá tener un diálogo con la oposición demócrata.

En el Partido Republicano hay divisiones, que se manifestaron en las actitudes de los líderes al dar su apoyo o no a la candidatura, pero lo que manda es la ciudadanía, quienes eligieron al candidato republicano. Es un tema que no es sencillo, a pesar de tener las dos mayorías, y Trump tendrá que tenerlo en cuenta para desarrollar su gobierno.

-Dentro de algunas de las polémicas que destacaron en la campaña, una de las que más llamó la atención fueron los guiños que realizó a Vladimir Putin, sus críticas a la OTAN y a las políticas hacia los aliados históricos de EE.UU. ¿De qué manera se vislumbra la posición de EE.UU. a nivel global?

-En verdad es muy difícil que Donald Trump cumpla todo lo que prometió en su campaña. Pensemos en la OTAN, obviamente está exagerando respecto de una política que tiene a Estados Unidos en una posición incómoda, donde debe asumir la responsabilidad de la seguridad mundial, con un liderazgo que implica el costo político y también económico, y a ello apuntó Trump, diciendo que no seguiría financiando la seguridad regional.

Esas apreciaciones tienen que manejarse ahora en una nueva situación con sus aliados y negociarlo, no actuando unilateralmente.

Los guiños a Putin son cosas de admiración por su liderazgo, pero no significa que actuará igual a él. A lo mejor esa cercanía del líder hacia otro líder puede significar un matiz dentro de un cambio en la estrategia de defensa, pero no creo que sea un cambio muy profundo respecto de la política exterior estadounidense.

En Siria si podría haber un escenario donde, en virtud de una mayor cercanía de estos dos líderes, se usen otros parámetros, no distante y confrontacional como ha sido hasta ahora, donde EE.UU. ha expresado su distanciamiento con la posición rusa por su apoyo al gobierno sirio. No hay que olvidar que hay un objetivo común que puede unirlos, que es la lucha contra el Estado Islámico y la asociación que pueda existir entre Putin y Trump podría ser factible apuntando a ese objetivo común. ¿Cómo se va a expresar? No me atrevería a decirlo.

-Entre las denuncias que realizó Trump estuvo la denuncia a los TCL, el NAFTA en particular y el TPP. ¿Puede ser posible un giro aislacionista?

-La denuncia que hizo del fracaso del Acuerdo de Libre Comercio de América del Norte hay que verlo en sus justos términos, cuánto es un fracaso para la economía norteamericana y cuánto un circulo virtuoso para las otras economías involucradas: Canadá y México. Decir que borrará esto de un plumazo es una afirmación temeraria, por los efectos que puede tener terminar con ese proceso de integración económica. Hay razones estructurales que vinculan a esas tres economías, no es llegar y cambiarlo.

Hay otros actores que intervienen, el Congreso tiene una tarea muy importante para la firma de los TLC, donde existe mayoría republicana, pero paradojalmente ese partido ha sido el que más ha apoyado el libre comercio ¿Cuánto representa Trump a una tendencia en el partido o cuántos de quienes lo apoyaron están dispuestos a tranzar principios tan importantes para el grupo, como el desarrollo del libre comercio? Es difícil de decir.

Muchos decían que el voto de las minorías se movilizaría en respaldo de la candidatura de Clinton, pero todo indica que no fue así. El voto latino no se movilizó con tanta fuerza y el de los trabajadores blancos, incluidos muchos que habían apoyado a Obama en los estados norteños, hoy se volcó a Trump.

El objetivo que atacó la candidatura de Trump era atender las necesidades y la frustración de un sector de la población que se ha visto muy afectado por la reconversión industrial de la economía norteamericana, por la globalización económica. Los obreros que perdieron su trabajo en virtud del traslado de las empresas norteamericanas que se fueron a otros países, esa población que perdió su empleo y se debió reemplear en otras labores, están desplazados por el avance de la reorientación de la economía estadounidense, por ejemplo, la industria de servicios.

Sobre el voto latino, los analistas a veces creen que en la población norteamericana, en virtud del origen étnico y cultural, una persona votará de una manera determinada. Creo que en el fondo hay otros factores en juego que se olvidan, que puede ser resentimiento, enojo, ira contra lo que representa cada candidatura, cada personaje, contra lo que representa la clase política de EE.UU.

El otro día veía a una señora de origen rural que decía que Trump los identificaba mejor por el lenguaje que usaba, en vez de Clinton, que usaba lenguaje de abogado del Este. Las divisiones regionales también son muy significativas al momento de la votación que tienen los estados. Hay muchos imponderables que pasan incluso por las denuncias que majaderamente y en forma tan agresiva manifestó Trump contra Hillary Clinton ¿Cuánto le pesó a ella esa imagen de desconfianza a su gestión previa? ¿Cuánto pesa eso en el ciudadano común?

-¿Qué significa para América Latina este nuevo presidente?

-No fue fácil para el presidente Obama su relación con la región, pensando sus vínculos con los gobiernos del ALBA, aunque eso también se viene desconfigurando, pero se había generado una línea de trabajo con ciertos países de la región con los que tenía relaciones más fluidas y vínculos más importantes. Era una política hemisférica desagregada con determinados énfasis conforme a las prioridades en el campo político y económico, actuando no como una gran unidad latinoamericana, sino a partir de la diversidad de la región.

Esto había generado una relación más fluida, sobre todo con el punto de inflexión que significó el acercamiento de la administración Obama con el régimen cubano. El establecimiento de relaciones diplomáticas con Cuba fue un punto a favor para el reconocimiento de este liderazgo norteamericano en la región y su legitimidad, en términos de interactuar en planos multilaterales y bilaterales.

No creo que Trump experimente cambios muy profundos, excepto con México, que es algo que realmente preocupa. Pero respecto de Cuba, no creo que vaya a dar pie atrás. Hay expectativas en congresistas republicanos por aportar a la apertura económica y realizar tratos comerciales con Cuba, recuperar presencia de Estados Unidos en la isla. Los demócratas privilegian más el tema de la democracia y los derechos humanos, pero esos son temas más a largo plazo. Lo que podría posponerse es la urgencia que se había planteado frente a una demanda cubana del levantamiento del embargo, pero difícil que se diga que se van a romper relaciones con Cuba.

También habrá que ver cuál es la reacción de los aliados regionales de Estados Unidos. ¿Se quedarán esperando a ver qué planteará el nuevo gobierno o darán un paso para establecer un escenario de diálogo, para ver cómo se contribuye a una mejor gobernanza internacional? No se puede ser solo reactivo, debe surgir algún liderazgo internacional que se adelante respecto de este cambio de administración.

-El Partido Republicano debe enfrentar su escenario interno siendo gobierno y con el control del Congreso. ¿Pero qué pasa con el Partido Demócrata y el surgimiento de la figura de Bernie Sanders?

-Las fisuras del Partido Demócrata aparentemente no son tan profundas como las de los republicanos, aunque hubo un punto de inflexión con lo que representa la candidatura de Sanders y el desempeño que tuvo en la primaria. Me da la impresión de que los demócratas deben entrar a un proceso de renovación de sus liderazgos.

El Partido Demócrata tiene sectores más “liberales” o progresistas, y grupos más conservadores. También tiene lazos fuertes con las organizaciones sindicales como la AFL-CIO, y dentro de la sociedad civil, grupos organizados que representan derechos humanos; sectores medioambientales, que han sido activos en los debates sobre los acuerdos de libre comercio. Todos esos elementos forman parte del ADN del partido y se manifiestan respecto de los valores que representa, y el fenómeno Sanders comienza a manifestar lo que ha cambiado en la organización. Los demócratas han tenido cambios siendo hoy menos blancos, más educados, más jóvenes y menos religiosos. Hay más grupos que lo integran provenientes de la diversidad social norteamericana.
A juzgar por el voto que obtuvo Sanders en las primarias, deberán ver cómo se integra esta nueva sensibilidad en el partido, a la par del análisis que deberán hacer de la derrota que tuvieron en estas elecciones.

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