El Sistema Político en Tiempos de Crisis

El Sistema Político en Tiempos de Crisis

Los profesores Carlos Huneeus, Daniel Chasquetti y Tomás Duval, analizan el escenario y las respuestas del sistema político, principalmente en el contexto de la pandemia por Coronavirus.

No han sido tiempos fáciles para el mundo en general, y menos para Chile, en particular. Nuestro país ha debido afrontar por lo menos dos grandes crisis en los últimos nueve meses. La primera que tuvo como principal manifestación el llamado “estallido social”, desencadenado en octubre de 2019, a lo que le siguió, en marzo, la llegada del Coronavirus a nuestro territorio.

Ambos hechos han involucrado importantes desafíos para el gobierno, para los políticos en general, para todo el aparataje económico y para la sociedad civil en su conjunto.

Este agitado escenario es el que motivó al Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile a organizar un conversatorio en torno al “Sistema Político en Tiempos de Crisis”, para lo cual contó con destacados panelistas y académicos, como el profesor de la Universidad de Chile, Carlos Huneeus; el profesor de la Universidad de la República de Uruguay, Daniel Chasquetti, y el académico de la Universidad Autónoma de Chile, Tomás Duval.

Durante su intervención, Daniel Chasquetti se refirió a cómo Uruguay ha sobrellevado la pandemia provocada por el Coronavirus y de qué manera las instituciones de su país se las han arreglado para seguir operando. “En lo personal, a mí me parece que estamos en un período en que muchas de las reglas que facilitan el funcionamiento del sistema democrático están desactivadas y ese es un problema y una dificultad que exige que los principales factores y formadores de opinión y que también los ciudadanos comprendan cómo se tramita esto. Por ejemplo, estudié en profundidad como en Uruguay se modificó la fecha de la elección de los gobiernos departamentales y municipales que se debió haber hecho en mayo y se trasladó para septiembre. Ello exigió mucho acuerdo y mucha negociación. Por suerte no aparecieron actitudes oportunistas, porque el escenario estaba dado. Pero eso se manejó con bastante acuerdo”, explicó. 

En este marco resulta trascendental un análisis y evaluación tanto del trabajo realizado por el Gobierno como por el de la oposición. “Las crisis como estas generan mucho temor, dudas e incertidumbres en la población. Entonces surge el deseo de ser orientado, de ser conducido. La ciudadanía quiere creer en algo y, en ese sentido, la responsabilidad de los gobiernos es mayúscula. En circunstancias normales un gobierno se puede equivocar en una política pública. El margen de error en una pandemia es menor porque las consecuencias son mayores. En tal sentido es relevante cómo el gobierno se vincula con la oposición y cómo el sistema político cierra filas”, destacó.

Un claro ejemplo de lo anterior lo constituye el hecho que entre marzo y abril, el Parlamento uruguayo aprobó -por unanimidad y en tiempo record- 17 leyes, de las cuales 13 estaban directamente vinculadas al tratamiento de la pandemia.

En su análisis, el profesor Chasquetti también hace alusión al importante rol que juega el Estado en situaciones críticas como las que estamos viviendo. Sobre el particular destacó las características y niveles de coordinación del sistema de salud, público y privado; así como también la capacidad y rapidez de respuesta por parte del Estado para generar, por ejemplo, un seguro de cesantía,  y garantizar el acceso y conectividad que hicieran posible continuar con la actividad productiva (teletrabajo, educación, inclusión financiera y compras online), pese a los períodos de cuarentena que los países se han visto obligados a implementar.

“La academia también tiene un importante rol que jugar. Y estoy pensando sobre todo en la ciencia, en los epidemiólogos, en los biólogos, en esas ramas de la actividad científica que podrían cumplir un papel orientando al gobierno, pero también produciendo novedades”, afirmó.

Respecto de las consecuencias económicas de la pandemia, el profesor Chasquetti reconoció que “los modelos que hoy tenemos para imaginarnos lo que viene son todavía bastante débiles”.

“Complicada la actividad económica, el Estado tiene menos dinero y aumenta el déficit fiscal. ¿Cómo esto afecta al ciudadano? Los sectores formales en países donde hay prestaciones públicas en cierto modo han logrado pilotear esta crisis, pero sabemos bien que América Latina se destaca por tener proporciones en la economía en situaciones de informalidad. Los próximos meses van a ser escenarios bastante dramáticos con desempleo por encima del 10%, con caídas del PIB del 2 o 3%  e incluso del 4 o 5%. Los gobiernos van a tener muchos problemas para enfrentar esta situación y ahí también va a estar a prueba la capacidad de los sistemas políticos para atravesar la segunda crisis, la económica”, concluyó. 

Capacidad gubernamental, tecnocracia y rigidez del presidencialismo

Por su parte, el profesor Carlos Huneeus se refirió a tres aspectos sobre los que recomendó reflexionar en el escenario actual. El primero dice relación con las distintas capacidades con que los gobiernos de América Latina y Europa enfrentan la pandemia. “Hay naciones con grandes capacidades y un capital político considerable (confianza, legitimidad del sistema democrático, legitimidad del sistema económico, etc.), como es el caso de Alemania. Pero en el otro extremo se encuentra España,  con todos los inconvenientes que ha tenido su actual gobierno”, explicó.

En el caso de América Latina, el profesor Huneeus advierte que la pandemia llega en un momento en que Chile se encuentra en peores condiciones que Uruguay, Argentina y que muchos otros países de la región, porque vivió un terremoto el 18 de octubre, el cual puso de manifiesto el malestar de la ciudadanía contra el sistema económico y político. “Hoy la ciudadanía desconfía y se encuentra alejada de las instituciones democráticas, de los partidos y del sistema económico. Se le critican cuestiones fundamentales como el sistema de pensiones, la salud y la educación. Con una bajísima confianza interpersonal y hacia instituciones económicas y políticas, no es posible implementar cualquier política pública, pero especialmente una política sanitaria que sin la participación ciudadana es inviable”.  

El segundo aspecto al que se refirió el profesor Huneeus fue al poder que ha tenido la tecnocracia en Chile. Sobre el particular explicó que -a su juicio- el enfoque tecnocrático sigue vigente. “Este no solo tiene que ver con una élite y como esta define las políticas. También tiene que ver con la forma de enfrentar la crisis económica ahora y mañana, donde se privilegia el corto plazo mínimo. Así, a solo días de iniciarse la lucha contra la pandemia en nuestro país, las autoridades reconocían que ‘posiblemente los temas más de fondo de la crisis social, como pensiones, educación, ciencia y tecnología, van a tener que esperar’. O  sea, ni más ni menos que los temas que son estructurales, ese es el enfoque”.

El tercer punto que abordó el académico de la Universidad de Chile fue la rigidez del presidencialismo, “tema central en un momento en que el Presidente está haciendo una mala gestión, la cual se expresa en una mala política sanitaria, con un aumento exponencial de los contagios y muertes… Entonces, el costo que tiene para el país y para la vida y la salud chilena, que el Presidente persista en su decisión de llegar al final del mandato va a ser altísimo para nosotros”, destacó. 

Deterioro de la calidad de democracia y polarización

Durante su intervención, el académico de la Universidad Autónoma de Chile, Tomás Duval, se centró en la realidad del sistema político chileno, el cual -a su juicio- se encuentra inserto en una “olla a presión”.

“Por una parte está cercado por una crisis de confianza hacia las instituciones y, por otro, está siendo afectado por grados crecientes de polarización política.  En este contexto, lo más preocupante es que, para mi, las reformas políticas hechas en el último tiempo más bien tienden a profundizar este escenario que a atenuar los problemas que afectan al sistema político”, señaló.

Para el profesor Duval los partidos políticos son las instituciones más afectadas por esta crisis de confianza, como consecuencia de los escándalos de corrupción en que algunos se han visto envueltos; la relación entre dinero y política, y la propia rigidez de las élites para renovar sus cargos directivos.

Sin perjuicio de lo anterior, el académico reconoce que el aspecto más preocupante de esta crisis es la desafección ciudadana, la cual afecta directamente vínculo de legitimidad entre representantes y representados. “Esa pérdida de confianza tiene que ver con un deterioro de la calidad de la democracia. Piense usted en los bajos índices de participación electoral y de identificación con el régimen”.

A la desafección ciudadana, el profesor Duval también suma la polarización, la cual define como relevante en cuanto incentiva a los sectores políticos a representar a los extremos en desmedro del centro. “Es decir, estamos ahí erosionando los mecanismos democráticos de cooperación y de concentración”, afirmó.

A su juicio, el sistema político chileno respondió a esta crisis de confianzas y polarización con reformas que tienden a ahondar estos problemas más que a atenuarlos. Sobre el particular, Duval citó como ejemplos la introducción del voto voluntario, de la Ley de Primarias y la reforma electoral y de las leyes de partido.

Por último, en su alocución el profesor Tomás Duval llamó a tener en cuenta que, en este escenario de polarización, hay ciertos estudios que demuestran que cuanto más concreta se hace la política sobre la discusión de incentivos y subsidios, los conflictos se multiplican y, por ende, se acentúan los efectos de la polarización.

 

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