Dr. Arturo Oropeza García:

"A China le conviene la pantalla que le dan los BRICS"

"A China le conviene la pantalla que le dan los BRICS"

Un concienzudo análisis del real alcance que tiene la agrupación de países conformada por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, y del rol que le cabe a Occidente en el nuevo contexto internacional que se está gestando tras las crisis que viven Estados Unidos y la Unión Europea, es el que realiza el investigador mexicano, quien visitó nuestro país con motivo de la inauguración del Año Académico 2012 del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile.

Cuando el modelo de hegemonía bipolar, liderado por Estados Unidos y Europa, parece estar llegando a su fin, son numerosas las teorías que han surgido respecto de quién llenará ese vacío. La primera respuesta que surge, casi de manera instantánea, es China. Y no se trata de una conclusión precipitada. Mal que mal, en los últimos 10 años la nación asiática ha mantenido un nivel de crecimiento en torno al 10,5% anual. Asimismo, según proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), su PIB aumentará de 11.2 billones de dólares en 2011, a 19 billones en 2016.


En este contexto, se entiende el hecho de que las miradas del mundo estén centradas en cada movimiento que se realiza en China y en los países que este gigante ha escogido como aliados. Por ello también se explica el gran interés que ha despertado la agrupación conformada por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica (BRICS), sobre todo en términos del real alcance e influencia que están adquiriendo sus miembros.


Y es precisamente en este sentido que el investigador mexicano y coordinador del libro "BRICS: el difícil camino entre el escepticismo y el asombro", doctor Arturo Oropeza García, se aventura a señalar que "a partir del momento en que China decide tomar esta idea como suya, integrándose a este bloque, es que los BRICS realmente empiezan a tomar cuerpo y a adquirir la cuota de importancia que ostentan en la actualidad. Entonces, en la medida que a China le sirve de pantalla para refugiarse y esconder su éxito individual -que tanto le ha sido criticado-, es que impulsa el desarrollo de esta asociación de países tan disímiles, que -por lo mismo- parece tan artificial y que deberá demostrar, en terreno y con hechos concretos, su viabilidad en el tiempo".

 

-A su juicio, hablar del BRICS es hablar del futuro. ¿En este sentido, cómo debemos entender la irrupción de estos países en la escena global?


-En el vacío político-económico que está dejando el fracaso del bipolarismo, con el debilitamiento de la hegemonía de Estados Unidos y de la Unión Europea, han surgido un sinnúmero de estudios que señalan a distintas agrupaciones de países como herederos naturales de las hoy alicaídas potencias mundiales. Es decir, en los últimos años, la discusión se ha centrado en quién o quiénes van a ser los protagonistas del Siglo XXI. Y es en este sentido que decimos que estamos hablando de futuro.

 

-¿O sea, sería muy aventurado hablar de alcances reales de esta agrupación?


-Sí, yo creo que es aventurado. A mi juicio, los BRICS hoy no son más que un grupo informal de amigos, que se ha reunido en cuatro ocasiones con el objetivo de proyectarse en el tiempo. Y resulta muy difícil establecer hasta dónde, por cuanto la asociación no nace de una necesidad geopolítica natural, sino que más bien de una propuesta exógena y que en su momento pareció conveniente. Ello hace que sus raíces sean muy frágiles y, por lo tanto, en el tiempo podrían generarse desmembramientos o, por otro lado, adherentes. Todo va a depender de las vicisitudes que enfrenten los países miembros en los próximos 5 o 10 años.


En este sentido, podemos mencionar que el propio crecimiento en China hoy está en debate. Su modelo político-económico, sin lugar a dudas, deberá dar algunos giros para volverse sustentable en el próximo decenio. Deberá, primero, dar un giro hacia su mercado interno, lo que no va a ser sencillo y le impondrá una serie de retos.


Por otra parte, el esquema de desarrollo actual de Rusia está montado sobre la venta de commodities -principalmente petróleo y gas-. Entonces, va a tener que recomponerse para poder reindustrializar y enriquecer su plataforma de crecimiento, así como también tendrá que generar nuevamente una clase media que se pueda autosostener.


En el caso de India, su mayor reto es luchar contra los impactantes índices de pobreza que exhibe. Debe dar un giro hacia un modelo de socialismo de mercado, como el de China, el cual va a ser muy difícil que se repita con los mismos resultados exitosos.

 

-En la última Cumbre de los BRICS, por primera vez abordaron temas políticos de la contingencia. ¿Esto se puede interpretar como una señal de validación y de posicionamiento ante la comunidad internacional?


-Claro que sí. Y seguramente este tipo de expresiones las veremos reproducirse en el futuro inmediato, sobre todo respecto de temas que pueden ser afines a los cuatro países miembros. Pero no va a ser fácil que se produzcan muchas coincidencias entre ellos. Por ejemplo, creo que a Brasil le va a costar mucho trabajo sostener una agenda internacional en la cual China y Rusia apoyen la política de Siria, Afganistán o Irán. Ello, sin lugar a dudas, le podría generar a Brasil un alto costo interno en la región y con el propio Estados Unidos.

 

-¿Esas mismas diferencias que podrían afectar a Brasil dificultarían el ingreso de otros países latinoamericanos a los BRICS, como es el caso de México, Argentina, e incluso Chile?


-Es que el tema sobre el cual debemos reflexionar es para qué estos países querrían formar parte de los BRICS. ¿Qué beneficios nos puede reportar el ser parte de los BRICS, además de la fama efímera que ostentan en la actualidad?


Resulta importante detenernos en lo que hoy entendemos por BRICS. A mi juicio, lo que los define es ser países que están creciendo de manera importante. Pero el formar parte de este grupo no nos garantiza nuestro crecimiento individual. De hecho, parte del no crecimiento de la gran mayoría de las naciones occidentales se debe al factor China. Sin ir más lejos, una de las principales características de los países BRICS es que todos son grandes vendedores de materias primas a China.


Y para muestra, un botón... En nueve años, Brasil ha subido en 56 veces su venta de materias primas a China. De venderle menos de mil millones de dólares en el 2003, hoy le vende más de 50 mil millones de dólares. Lo mismo le pasa a Rusia, que de venderle dos mil hoy le vende más de 40 mil. Entonces, se deduce que para ser BRICS hay que contar con las materias primas que requiere el gigante chino.

 

La mirada occidental


A juicio del investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el fenómeno BRICS es algo que los países occidentales deben observar con cautela y detenimiento. "Debemos esperar a que se formalicen como agrupación relevante en el contexto internacional. Todos estas asociaciones se caracterizan por tener un sentido geopolítico y económico común. Tal es el caso de ASEAN y ASEAN+1, que ya cuentan con un tratado de libre comercio con China, además de convenios multilaterales muy concretos y aterrizados. Hasta el momento, los BRICS no tienen nada de eso y no son más que un grupo político-mercadotécnico".

 

-Pese a ello y como bien usted aconseja, éste es un fenómeno que debe estar en permanente observación y revisión. ¿En este sentido cómo cree usted que los BRICS están siendo evaluados por Estados Unidos y la Unión Europea?


-El problema es que no los evalúan y ni siquiera los ven, como tampoco han visto su propio caos. Tanto EE.UU. como la UE perdieron el ritmo y el rumbo. Viven una orfandad que no han podido resolver. No saben hacia dónde van y, por ende, hoy están más preocupados de cómo salir de los problemas que los aquejan que de los fenómenos que se están generando como producto de esa orfandad.

Esto no es nuevo, ellos están acostumbrados a ser los líderes de la globalización, aunque ya no lo son y creo que les va a costar mucho trabajo reaccionar. Claro que en aras de una comunidad equilibrada, esperemos que puedan también unirse a esta orquestación y generar un diálogo, que es lo que más le interesa hoy a la sociedad global.

 

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