A partir de la medianoche del 5 de mayo de 2010, Grecia fue prácticamente paralizada. El tráfico aéreo, terrestre y marítimo dejó de funcionar. Escuelas, algunos hospitales y muchas empresas fueron cerradas... Así se dio inicio a una de las mayores huelgas de las que se tenga memoria en la nación europea.
Fueron unas 500 mil personas las que marcharon por las principales avenidas de la ciudad de Atenas, en protesta por los planes de austeridad impulsados por el Gobierno para paliar la crisis económica que afectaba al país y que incluían fuertes recortes salariales y aumentos impositivos.
Pese a que ya han transcurrido más de dos años desde aquellos episodios, el panorama ha variado muy poco. El malestar ciudadano se ha acrecentado, más aún luego que el Parlamento griego aceptara, en dos ocasiones, los planes de rescate de la Unión Europea.
¿Pero quiénes son los que protestan? ¿Cuánto ha variado el perfil de los manifestantes griegos en los últimos años?... Estas son algunas de las preguntas que motivaron al sociólogo británico, Dr. Wolfgang Rüdig, ha realizar un acucioso trabajo de investigación, cuyo resultado presentó recientemente en el Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile (IEI).
Cabe destacar que Rüdig es el profesor de Sociología de la University of Strathclyde-Glasgow, y especialista en movimientos ambientalistas y el surgimiento y organización de "Partidos Verdes" en Europa. Entre sus últimos trabajos de investigación destaca el estudio realizado sobre los movimientos sociales en el Viejo Continente.
Grandes Conclusiones
El trabajo realizado por Rüdig y que se centró en develar el perfil del manifestante griego, arrojó como primera gran conclusión que éste tiene su origen y raigambre en los sindicatos de trabajadores de ese país, fuertemente identificados con los partidos políticos de izquierda.
"Sin perjuicio de lo anterior, debemos reconocer que aún cuando las protestas revelan un sentir general de la población, con un apoyo de más de 2/3 de ésta, en el transcurso del último tiempo se han ido incorporando personas que no responden al perfil de los manifestantes originales", explica el sociólogo.
-¿Estos manifestantes originales se caracterizan por estar especialmente influidos por corrientes políticas de izquierda?
-En efecto, se trata de personas que tienen una historia de protestas a su haber y que su base de apoyo proviene de los sindicatos y los partidos políticos. Ellos constituyen la masa del movimiento. Pero lo más interesante que arrojó nuestro estudio fue que un nuevo perfil de personas se ha incorporado a estos movimientos. Se trata de gente relativamente joven, que no tiene relación alguna con los sindicatos ni mucho menos con los partidos políticos. Es una nueva generación de manifestantes.
-¿La incorporación de este nuevo perfil de personas es, a su juicio, un hecho sintomático?
-Por supuesto... Este hecho nos dice que hoy el malestar ciudadano ha alcanzado a una nueva generación, la cual no se encuentra influida por viejas banderas de lucha, sino que simplemente se ha levantado -muchos por primera vez- para reclamar por lo que consideran una injusticia social. Y esto no es menor, toda vez que a través de su descontento se le está mostrando al mundo que existe un peligro de desintegración social y política, en la medida que se adoptan decisiones que solo son respaldadas desde un punto de vista económico, dejando totalmente al margen el factor social. Creo que esta conclusión es uno de los mayores aportes del estudio.
-¿En este sentido, también podría afirmarse que otra característica de los movimientos en Grecia es que han sido gatillados por problemas sociales concretos, más que por definiciones altruistas?
-Efectivamente, este también es un hecho distintivo de las manifestaciones en Grecia. Por ejemplo, en los últimos años hemos sido testigos de importantes protestas en Alemania, con gente que se ha levantado para reclamar en contra de la construcción de una estación de ferrocarriles o de una central de energía nuclear. Y estas motivaciones se repiten en otros países de Europa. Pero en el caso concreto de Grecia, la gente se siente vulnerada en sus necesidades básicas, razón por la cual se siente -a la vez- mucho más identificada con el movimiento. De hecho, no es un dato menor el que un 65% de la población -al momento del estudio- estaba ‘de acuerdo' con que la gente protestara contra las medidas de austeridad. Y es mucho más decidor aún el que un 29% estaba ‘muy de acuerdo' con dichas protestas. Pese a ello, no podemos olvidar que las protestas y huelgas son parte de la cultura política griega.
-¿Finalmente, que lo motivó a realizar este estudio?
-La motivación principal fue aprovechar una coyuntura desde el punto de vista metodológico, pues aunque mucha gente escribe sobre movimientos de protestas, carecen de evidencias concretas y objetivas, que pueden extraerse de este tipo de estudios.
Para nosotros, la ola de protestas que se vive en Grecia nos dio la oportunidad de conducir un sondeo en circunstancias que no se dan habitualmente en la historia. Asimismo, nos permitió establecer y definir un ambiente político y social, y hacer un aporte en este sentido.
Creo que nuestro trabajo no solo deja en evidencia un peligro de desintegración política y social, sino que a la vez plantea un gran desafío a la clase política, la cual debe hacerse cargo de este problema para que, a futuro, plantee soluciones más integrales y que no solo se focalicen en aspectos económicos, en desmedro de la calidad de vida de la población.
