Estrategia energética de gas en Chile: evolución, desarrollo y sus principales desafíos

Autor: Paula Andrea Marín Rodríguez

Para Optar al Grado: Magíster en Estrategia Internacional y Política Comercial del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile.

Resumen

Este estudio de caso analiza la estrategia desarrollada por Chile para resolver su demanda de gas durante la última década (período 2004-2014), y si dicha estrategia es sustentable en el mediano y largo plazo.

Las estadísticas del Banco Mundial indican que el PIB de Chile se ha más que duplicado durante éste período (de 100 a 277 MMUS$); y según el Ministerio de Energía, la demanda energética ha acompañado dicho crecimiento casi con las mismas tasas.

Éste crecimiento en la demanda energética está respaldado por el crecimiento Industrial de Chile; el cual, según datos de la SOFOFA (2014), basa su economía en 3 grandes Pilares:

- La Industria Manufacturera (que representa un 11,3 % del PIB),
- La extracción y exportación de recursos naturales (donde la minería es el principal sector exportador, representando un 11,2 % del PIB),
- La industria de la Construcción (que representa un 7,3 % del PIB).

Teniendo en cuenta que éstas 3 actividades representan el 30% del PIB; y que son las mayores consumidoras de energía, es allí donde se hace necesario evaluar cómo el país está planificando el desarrollo energético en el mediano y largo plazo para poder sustentar el crecimiento futuro.

Revisando la historia, con relación al consumo de gas; entre los años 1995 y 2004, Chile dependió constantemente del gas importado desde Argentina. Esto se debió fundamentalmente a la confianza generada entre ambos Estados a partir del Acuerdo de Paz y el Acuerdo de Complementación Económica, el cual hizo posible la construcción de los gaseoductos Norandino, Gasatacama, Gasandes y Del Pacífico con el fin de suplir la demanda existente y la proyectada hasta el año 2015.

Sin embargo, entre los años 2004 y 2005, la crisis en Argentina restringió la exportación de gas hacia Chile; obligando a este país a pensar en distintas soluciones que incluyeran nuevos proveedores y nuevas fuentes energéticas.

En el año 2006, los ejes en la política del Gobierno se focalizaron en avanzar en decisiones que apuntaran hacia una mayor diversificación de la matriz energética y de sus fuentes.

Por esta razón, en dicho año, Chile decidió invertir en un Megaproyecto que incluyó dos terminales de recepción, descarga, almacenamiento y regasificación de Gas Natural Licuado.

Ésta obra, entregada en el 2009, finalmente le permitió a Chile abrir sus puertas al mundo para la importación de gas; diversificando su dependencia energética y evitando de ésta forma estar vinculados a un solo proveedor.

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