E PluribusUnum: La diversidad de una potencia en tiempos de cambio y las elecciones norteamericanas

E PluribusUnum: La diversidad de una potencia en tiempos de cambio y l

Jaime Baeza Freer, PhD. - Instituto de Asuntos Públicos - Universidad de Chile - jbaezaf@u.uchile.cl

Pasados algunos semanas desde que Barack Obama fuese re-electo como Presidente de los Estados Unidos, surgen algunas reflexiones que sólo con el paso del tiempo, probarán si fueron relevantes, pero explican mucho de lo ocurrido. Asumamos como variable dependiente la capacidad del Partido Demócrata para mantenerse en el poder. Consideremos por otro lado como variables independientes las siguientes, a saber: la votación de la población de un país mucho más multicultural y diverso de lo que su propia elite creía, o incluso por sobre lo que varios en su interior están dispuestos a tolerar. Segundo: Sigue la población norteamericana creyendo en el gobierno dividido.Es así que aseguró una mayoría al Partido Republicano en la Cámara de Representantes, exigiendo con esto que la clase política deba ponerse de acuerdo. Tercero, la población norteamericana no quiso experimentos nuevos en momentos de crisis. Por lo tanto, sólo cabía acudir al viejo aforismo de la política: el que tiene mantiene. El peligro del camino ignoto no valía la pena.

La propia administración Obama jugó con el argumento contrafactual sobre qué hubiera ocurrido con la economía en caso de un triunforepublicano. Si seguimos esta línea argumental, si no hubieran estado los demócratas en la Casa Blanca ¿qué habría ocurrido con la crisis, o con la industria automotriz de Detroit? ¿Acaso estaría la superpotencia igual de postrada que sus contrapartes europeas? ¿El mejoramiento en las tasas de desempleo, ayudaron a morigerar en algo el conjunto de críticas? En este contexto, la multi-causalidad del triunfo oficialista puede entenderse como un continuo y seguramente algo multicolineal, pero sin duda real.

No es necesario caer en el lugar común de decir que la primera minoría hoy en Estados Unidos es el hombre blanco. Aquél que el Partido Republicano tan bien representa. Aquél que construyó la nación, los descendientes del Mayflower originario. La colectividad es todavía representante de aquel republicano partidario de Lincoln que creyó en la igualdad racial, el fin de la esclavitud. Sin embargo, no necesariamente el fin de las cadenas puede llegar a representar la igualdad. Para nada. Lo que por tanto está en crisis en Estados Unidos es un concepto que nunca fue real; la idea de que una vez llegados a sus costas, el camino de la integración era total.

La idea era que ser estadounidense significaba per se adoptar las lógicas y la cultura WASP, es decir blanco, anglosajón y protestante. Esa lógica se viene rompiendo desde finales del siglo XIX, pero ha tardado mucho en hacerse carne en la sociedad norteamericana. La llegada de los irlandeses e italianos católicos hace más de cien años rompió esquemas. En este contexto, dos siglos más atrás habían sido los esclavos negros. Hoy son los hispanos que arriesgan ser deportados. Todos cual más, cual menos, terminan integrados y siendo un motor de la economía. Es más, sus historias terminan dando la razón de que el sueño norteamericano puede ser real. El mensaje de esta elección es precisamente ese. Además, de ahora en adelante y aunque moleste a parte de una elite conservadora, el sueño que ofrece el Tío Sam viene en formato bilingüe ya que también habla castellano.

Lo que ocurre en un sistema donde el voto es voluntario y el factor regional es tan determinante en el resultado electoral, es que aquél obliga a las elites políticas ha replantearse cuál es el mensaje que se busca transmitir. Es lógico suponer que el Partido Republicano tuvo un pie cojo desde el inicio, y que ideológicamente se disparó a los pies. Como colectividad sufrieron con rigor la resaca de la borrachera neoconservadora, que de no ser aceptada como una enfermedad en el sentido político - social, puede suponer aún más pesares en el futuro.Ser conservador no fue el delito. Sin embargo la monocolor, hetero-normativa y testosterónica convención del partido fue demoledora en el largo plazo.

Es que para entender a Estados Unidos, es preciso entender que sólo se sostiene a si mismo sobre la base de la gran adaptabilidad que le imprimieron sus padres fundadores. Hoy pasa por el inmigrante que habla español y cuyos hijos no conocen otra patria sino la norteamericana. Fueron alrededor del 9% del electorado y su contribución para que el Presidente Obama ganara en estados tales como Nevada, Colorado y Florida, fue eficaz. De lo anterior podemos desprender dos conclusiones relacionadas. Ya no hay una diferencia entre el votante inmigrante mexicano y el cubano exiliado. Ambos son latinos. La segunda, el hijo del exiliado cubano vota demócrata y simplemente ya no es cubano.

En el cuadro de lo descrito, no sólo cabe hacer mención a un segmento de la sociedad. Además del voto latino, podemos sostener que los norteamericanos también ven la diversidad en el gobierno dividido. Si bien entregaron un mandato al Presidente Obama con absoluta claridad, ello no significa que le hayan pasado un cheque en blanco como sí lo hicieron en 2008. Es cierto que en el Senado los demócratas mantendrán una mayoría cómoda de 6. De todos modos, algunos republicanos han amenazado con "filibustear" algunas designaciones. Sin tener que todavía recurrir a esa maniobras dilatorias lograron tumbar nominación de la actual embajadora ante las Naciones Unidas, Susan Rice, comoeventual carta para la Secretaría de Estado. El cargo finalmente lo asumirá, se espera sin grandes dramas, el actual senador y ex candidato John Kerry.En este sentido, no se prevería un giro muy radical en la actual política exterior.

Pese a lo anterior y asumiendo que un solo Partido no tiene el control del Congreso, en América Latina se puede esperar una atención más relajadade parte de las autoridades norteamericanas frente a Cuba y en especial hacia Venezuela. De esa manera no se afectaría la venta normal de petróleo, bien clave para los Estados Unidos. También y asumiendo las limitaciones de lo que significa un gobierno dividido, las administraciones demócratas suelen llevar adelante una agenda de política exterior, menos apegada a los manuales y más progresistas, despreocupados ya de cumplir con el requisito de elegibilidad con que se manejan en el primer período presidencial.

Pero es en la Cámara de Representantes dondela minoría demócrata sentirá más fuerte el gobierno dividido,y aquélla será obligada a llegar acuerdos con la mayoría de la oposición, con el riesgo puede ser especialmente cierto en los próximos meses, e incluso en los meses previos a la nueva legislatura donde se cuenta con una minoría aún más diezmada que en la futura. El problema es poder negociar el abismo fiscal, conocido en inglés como "fiscal Cliff", por alrededor de 15 trillones de dólares y no evitar el colapso del gobierno federal.

Todo lo anterior es clave para salvar el funcionamiento del Estado, pero también para resolver la continuidad de los programas económicos, incluyendo la continuidad del incentivo a la industria automotriz, que el desempleo no suba del 7,9%, cifra registrada días antes de las elecciones. Asimismo, que no haya presiones a la vez sobre el sistema bancario que pudiera repercutir de alguna manera sobre la calma que experimentan, especialmente vi-à-vis lo que ocurre en Europa.

En resumen la próxima administración del Presidente Barack Obama enfrenta tres desafíos centrales. Primero debe re encantar a esas comunidades latinas, afroamericanas e integradas por todo tipo de inmigrantes que confiaron de nuevo en él. El 72% de latinos que le dieron el voto esperan terminar con una clara reforma migratoria y permitir la verdadera integración al país que asumieron como propio. El segundo desafío será superar la parálisis legislativa en la que ha estado en los dos últimos años, pese a que enfrentará a un Congreso similar en esta próxima legislatura.

También, hay un tercer punto como es el del liderazgo de orden global, así como en la capacidad de ejercer presión sobre otros. Para hablar en la escena internacional tiene que haber un poder militar y también fondos que sostengan el esfuerzo de tener una política como la que tuvo el Presidente Bush en su momento. La acción frente al conflicto de Medio Oriente muestra a los estadounidenses explotando al máximo la diplomacia, mientras que el medio militar queda atrás, progresivamente. Sin dinero no se puede. En definitiva, vientos de cambio en la primera potencia del mundo. Quizás si en algún minuto descubre las ventajas del softpowerinternacional.

 

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